Empleo, Trabajo Autónomo Y Economía Social

Desde hace varias décadas el problema del desempleo se ha convertido en toda Europa en un mal endémico, que no responde a tratamientos de carácter coyuntural, y que supone una importante traba a la estabilidad social y económica. Nadie puede negar que actualmente el trabajo es un bien escaso, y que el empleo se convierte en un elemento para mediar en el bienestar social, calificado incluso como el pilar fundamental de inclusión social en las últimas líneas de política social de la Unión europea, aprobadas en la Cumbre de Niza. La creación de empleo pasa por una responsabilidad compartida de todos los sectores sociales y económicos implicados, incluidas las administraciones públicas, cuyo cometido es proporcionar las condiciones necesarias para facilitar una base económica sólida. En este sentido, el recurso a otras fórmulas de trabajo productivo como la Economía social o el trabajo autónomo se erigen como elementos protagonistas en la creación de empleo, no sólo para aquellos que optan por crear sus propias empresas, sino también para aquellos que pueden adquirir la condición de trabajadores por cuenta ajena en estos ámbitos. De esta forma, las indeseables tasas de desempleo existentes en la actualidad, en una coyuntura económica nada halagüeña, que acentúa aún más la precaria situación del empleo, obliga a tener en cuenta estas posibles alternativas al trabajo asalariado, incapaz de asumir la situación. En este proceso debemos colaborar todos: instituciones públicas y ciudadanos. En nuestro ordenamiento jurídico, sobre esta realidad se pronuncia la Ley de Empleo, L 56/2003, de 16 de diciembre. Así, al definir las políticas activas de empleo en nuestro país considera como tales, entre otras, «todas aquellas destinadas a fomentar el espíritu empresarial y la economía social».